Desde el momento de la concepción, el cerebro del bebé comienza un viaje apasionante que debemos poder cuidar al máximo. Desde ahí y desde el nacimiento, el bebé va a comenzar a tener sus primeras experiencias de apego con sus principales cuidadores, que serán la base de su personalidad y su autoconcepto. Un bebé que se siente seguro, visto, acariciado, que tiene cuidadores que interaccionan con él de una manera adecuada y responden a sus necesidades tiene mucho camino ganado; pero sabemos que esto no siempre es fácil, en muchas ocasiones la propia historia de sus cuidadores puede estar interfiriendo en cómo responden e interactúan con ese bebé.

La terapia debe ser adaptada a cada momento evolutivo, por eso, no es lo mismo trabajar con un adulto, con un adolescente o con un niño. Es importante entender y acompañar a la persona según su momento vital.

Si crees que algo en la vida de tu hijo no va bien, no dudes en consultarlo, es importante poder atenderlo lo antes posible para que pueda ser reparado y le permita funcionar de una manera más sana y regulada.